La segunda temporada de Spartacus (recordar que Spartacus: Dioses De La Arena (2011) fue una precuela) introduce a Liam McIntyre en el papel principal sustituyendo al tristemente fallecido Andy Whitfield. No es tarea fácil para McIntyre que, además de intentar ser un convincente Spartacus, tiene que demostrar al público que puede estar a la altura y hacernos olvidar al magnífico gladiador que nos regaló Andy.
El protagonista no es el único personaje que cambia de cara, así que si para el espectador habitual de la serie no es fácil acostumbrarse a un nuevo rostro, imaginaos si son varios. De todas formas el equipo de Spartacus conoce muy bien el problema con el que cuentan y preparan al público mediante flashbacks (no del todo gratuitos) para que nos vayamos habituando al nuevo elenco.
En lo que al argumento se refiere, esta nueva parte de la serie deja un poco de lado la Arena y se centra, como se adivina de su propio título, en la venganza de los esclavos de Capua sobre la gente de Roma, partiendo desde el final de Spartacus: Sangre Y Arena (2010).
Este nuevo punto de vista resulta al menos curioso ya que el cambio en la trama nos muestra a los protagonistas en otros escenarios y situaciones a los que estamos acostumbrados a verles. Eso sí, los complots y sorpresas de las que presume la serie mantienen la tensión de las dos temporadas previas.
Quizás el cambio de registro afecte un poco a esta tercera entrega pero en conjunto la serie se sigue sosteniendo a pesar de las piruetas que ha sufrido la historia debido a los continuos contratiempos en el reparto.
Puntuación: 7/10
Spartacus: Venganza en FilmAffinity
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