Título Original: La Grande Bellezza
Paolo Sorrentino vuelve al puro cine italiano tras rodar This Must Be The Place (2011) con actores Hollywood como Sean Penn y Frances McDormand. Y cuenta con el trabajo de Toni Servillo, su actor fetiche, que realmente es lo único que vale la pena de la película.
Bueno, no sólo nos podemos quedar con Servillo, también con Roma. La ciudad es la grande belleza de la que se habla en el título, aunque el director se quiera referir a otros temas, pues sin las preciosas imágenes que se consiguen de la capital italiana estaríamos hablando de un bodrio bastante importante.
Enfrentarse a La Grande Belleza asusta desde un principio, sobre todo cuando te enteras de que tiene una duración de dos horas y media (agradeceréis este spoiler: los últimos 20 minutos son de créditos). Pero si investigas un poco, les alguna crítica y consultas la lista de premios a la que está nominada te entra el gusanillo. Pero, una vez te decides, sientes la tentación de dejar de verla en innumerables momentos del metraje; es muy difícil ser fuerte y aguantar hasta el final.
Sinceramente, no sé en qué estaba pensando Sorrentino. El director decapita las únicas historias interesantes que ocurren en el film, los pocos momentos mejor dicho, dejándolos en meros apuntes para pasar a otra cosa totalmente banal y sin sentido.
Me es muy difícil dar una opinión acerca de la película de forma benevolente, porque sé que he visto cosas peores, pero da mucha rabia cuando algo está injustamente en un pedestal que no le corresponde y por ello te hace perder el tiempo de esta manera.
Puntuación: 3.5/10
La Grande Belleza en FilmAffinity
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