Título Original: Strangers On A Train
Ahora sí, tengo que rendirme ante Alfred Hitchcock y dedicarle la admiración que merece. Después de La Ventana Indiscreta (1954) y Con La Muerte En Los Talones (1959) no he dejado de reconocer el nivel de suspense y la calidad de sus películas pero sin llegar a ser devoto de su trabajo como director.
Extraños En Un Tren me ha demostrado que Hitchcock fue y sigue siendo el rey indiscutible del suspense. Han pasado más de 60 años desde el estreno de sus primeras películas y es capaz de alcanzar el clímax que necesita cada una de sus historias convirtiéndolas en muy interesantes. En el caso particular que concierne a esta opinión me alucina cómo de una base tan tontuna como la conversación de los dos desconocidos en un viaje de tren puede desencadenarse el genial desenlace del film.
Toda la historia nace a partir de la conversación entre los dos protagonistas en la cual uno de ellos llega a la conclusión de que ambos necesitan la ayuda del otro para deshacerse de las dos personas que hacen que su vida sea peor de lo que les gustaría. Esta propuesta de cruce de asesinatos parece una broma para el más cabal de ellos, pero en cambio para el que la propone parece la acción más lógica que pueda ocurrir.
El público está en tensión durante la mayoría del transcurso de la película y sobre todo en su parte final llegando a sentir ese agobio placentero que se espera del género. Como es mejor tarde que nunca, tendré que seguir descubriendo las maravillas que Hitchcock regaló al cine y animo a todo aquel que tampoco haya disfrutado de ellas a hacerlo.
Puntuación: 9/10
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